En esta nueva
entrada podéis encontrar interesante información sobre dos de los
sistemas más importantes de nuestro organismo como son el sistema
cardiovascular y el respiratorio, que conjuntamente forman el llamado
sistema cardio-respiratorio y son dos de los grandes sistemas de
nuestro organismo.
El Sistema
Cardiovascular
Es el encargado de
distribuir todas las sustancias en entran en el cuerpo procedente del
exterior. Se encarga del transporte.
Este aparato se
compone de: las vías circulatorias ( arterias, venas y capilares )
por las que circulan las sustancias que necesita el cuerpo y que
transporta la sangre, y el corazón, que es un órgano muy complejo
que actua de bomba de impulsión para que la sangre esté siempre en
movimiento.
El aparato
respiratorio y el cardiovascular trabajan juntos para llevar el
oxígeno a los músculos. Este equipo se llama sistema
cardiorespiratorio. Cuando pasa por los pulmones, la sangre carga el
oxígeno y enseguida va al corazón para que la impulse , con un
latido, y la haga llegar a todos los músculos del cuerpo pero,
sobretodo, a aquellos que están en movimiento.
La frecuencia
cardiaca es la cantidad de veces que late el corazón en un minuto.
Cuando estamos en reposo, el corazón late unas 60/70 veces por
minuto, pero cuando el cuerpo está en movimiento los músculos
necesitan que les llegue sangre deprisa y la frecuencia cardioaca
aumenta, hasta un límite que denominamos frecuencia cardiaca máxima,
y que responde a la fórmula:
FCM = 220 - edad en
años
La frecuencia
cardiaca máxima es un indicador del esfuerzo que estás realizando.
Conociendo tu FCM puedes establecer la intensidad del ejercicio, por
ejemplo: una persona que tenga 20 años de edad, tendrà una FCM de
200ppm ( 220-20 = 200 ), si al acabar el ejercicio se controla las
pulsaciones y contabiliza unas 100 pulsaciones, podremos decir que
ese ejercicio o esfuerzo tenía una intensidad del 50%.
El Sistema
Respiratorio
Consta de unos
conductos o vías respiratorias ( boca/nariz, faringe, laringe,
tráquea y bronquios ) que sirven para enviar el aire que respiramos
hacia uno de los órganos más importantes del cuerpo: los pulmones.
Las fosas nasales
son dos cavidades situadas encima de la boca. Se abren al exterior
por los orificios de la nariz (donde reside el sentido del olfato) y
se comunican con la faringe por la parte posterior. En el interior de
las fosas nasales se encuentra la membrana pituitaria, que calienta y
humedece el aire que inspiramos. De este modo, se evita que el aire
reseque la garganta, o que llegue muy frío hasta los pulmones, lo
que podría producir enfermedades. No confundir esta membrana
pituitaria con la glándula pituitaria o hipófisis.
La faringe se
encuentra a continuación de las fosas nasales y de la boca. Forma
parte también del sistema digestivo. A través de ella pasan el
alimento que ingerimos y el aire que respiramos.
La laringe está
situada en el comienzo de la tráquea. Es una cavidad formada por
cartílagos que presenta una saliente llamada comúnmente nuez. En la
laringe se encuentran las cuerdas vocales que, al vibrar, producen la
voz.
La tráquea es un
conducto de unos doce centímetros de longitud. Está situada delante
del esófago.
Los bronquios son
los dos tubos en que se divide la tráquea. Penetran en los pulmones,
donde se ramifican una multitud de veces, hasta llegar a formar los
bronquiolos.
Una vez que el aire
está en los pulmones, no se queda demasiado tiempo, porque enseguida
entra en contacto con la sangre, que lo envía a todas partes del
cuerpo por medio del aparato cardiovascular. Una vez empleado, el
aire vuelve a salir por el mismo camino de entrada. Este proceso de
ida y vuelta se denomina respiración.
La respiración
consta de dos fases: la inspiración es la fase en la que se toma el
aire del exterior, cargado de oxígeno ( O2 ), se lleva a los
pulmones y de allí, a través de la sangre, al interior del cuerpo.
Una vez utilizado el oxígeno por medio de un proceso muy complejo,
el cuerpo humano produce otro tipo de gas que hay que eliminar porque
le es perjudicial: el dióxido de carbono ( CO2 ), de lo que se ocupa
la segunda fase de la respiración: la espiración.
La respiración
sirve para enviar el oxígeno a todos los órganos que lo necesitan,
entre ellos los músculos, para los cuales es imprescindible si
quieren funcionar y, así, mover el cuerpo.
Cuando se realizan
actividades físicas, la respiración se hace, a ves, rápida,
superficial y entrecortada, con lo cual se ventilan insuficientemente
los pulmones ( llega poco O2 ), acentuando la deshidratación, pues
una ventilación escasa obliga a abrir la boca. Todo esto influirá
inevitablemente en el rendimiento del deportista, que irá
disminuyendo progresivamente.
Respirar bien exige
una técnica apropiada, que consiste en inspirar por la nariz,
haciendo que la espiración sea más larga y lenta que la
inspiración, sin retener la respiración durante los esfuerzos
intensos, ya que se interrumpe la absorción del O2 y se tarda más
tiempo en recuperarse. Además, hay que evitar los gritos, pues eso
dificulta la libre expulsión del aire.
Disponeis también
de un ejercicio donde tendréis que demostrar también vuestras
aptitudes como matemáticos.
EJERCICIO PRÁCTICO
SISTEMA CARDIOVASULAR I
SISTEMA CARDIOVASCULAR II
SISTEMA CARDIOVASCULAR III
SISTEMA RESPIRATORIO I
SISTEMA RESPIRATORIO II